Loyd Lower, propietario de una restaurante localizado en frente del Motel, llamado Jim´s Grill, había recibido la suma de 100.000 dólares para participar en el asesinato de Martin. Tenía que salir por la puerta de atrás de su restaurante y recoger el arma nada más se efectuará el disparo fatal. Cuando se descubrió el cuerpo sin vida, ya se había puesto en marcha un proceso de limpieza del lugar de los hechos. James Earle Ray (asesino confeso) fue hábilmente colocado en la escena del crimen, los tiradores desaparecieron, todos los testigos que no pudieron ser controlados fueron asesinados y la escena del crimen fue destrozada.
El que fuera Premio Nobel de la Paz dos años antes, el Doctor y escritor Martin Luther King, había sido asesinado de la forma más atroz, víctima de una conspiración en la que estaban involucrados el FBI, la CIA, el Departamento de Defensa estadounidense, la Policía Local de Memphis, y figuras destacadas del crimen organizado de esta ciudad y Nueva Orleans.
Todo estaba bien atado, de nadie se sospecharía. O eso parecía. Pero ante la irrefutabilidad de las pruebas ofrecidas por William Pepper, insistente abogado y amigo de King, por fin se supo que no había sido un simple asesinato, sino una ejecución de la que eran culpables todas las altas esferas del país. Pero desgraciadamente, el silencio que siguió a estas revelaciones fue ensordecedor. Como había sucedido a lo largo de todas las investigaciones que siguieron a su ejecución, ninguno de los grandes medios de comunicación se ocupó de la historia. Fue realmente sepultada. Pero William Pepper demostró finalmente la verdad: cómo el gobierno de los Estados Unidos derribó uno de los movimientos sociales de mayor poder organizador matando sin contemplaciones a su líder.
Martin Luther King, (1929-1968). Líder del Movimiento por los Derechos Civiles de los afroamericanos, activista contra la Guerra del Vietnam, la pobreza, el racismo y el derecho a voto de la comunidad negra. Su libro I have a dream, ha sido fuente de inspiración y modelo a seguir de millones de personas que, tras su muerte, siguen y comparten sus ideales: justicia, igualdad y libertad.
"Este es el legado, aún vivo, que nos ha dejado a todos nosotros y a todos los pueblos", Coretta Scott King
