Cuando yo tenía 5 años, mi madre me decía que la felicidad era la clave de la vida. Cuando fuí a la escuela me preguntarón qué quería ser de mayor. A lo que respondí: feliz. Me dijeron que yo no entendía la pregunta y yo les respondí que ellos no entendían la vida.
Con el paso de los años, nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja y que la vida solo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. Lo que no nos contaron es que ya nacemos enteros, que nadie en nuestra vida merece cargar a sus espaldas la responsabilidad de completar lo que nos falta.
Si no lo comprendes, no te preocupes. La experiencia y el tiempo te lo mostrarán.