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martes, 27 de diciembre de 2011

¿Por qué solo una época?

Las olas del tiempo llegan al Renacimiento,
allí Leonardo me anticipa un nuevo invento.
Me siento junto a Copérnico en un mundo esférico, metálico,
mientras la Inquisición sigue mis pasos sin aliento.

Viena, 1700, ciudad llena de cultura,
palpo la hermosura de un lugar lejano.
Gozar al rozar a Mozart, verle tocar
y acariciar la eternidad entre sus notas de piano..

Sinfonía en armonía,
querer vivir las vidas que no fueron mías no es absurdo,
como entrar al palacio de un Zar en San Petersburgo
y gritar: ¡revolución! para cambiar el mundo…