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jueves, 9 de febrero de 2012

Abira

Si la empresa de los Diez Mil fue extraordinaria, la de las mujeres que les siguieron fue increíble...

"No conseguíamos comprender del todo lo que estaba diciendo, porque ella se había acostumbrado a la proximidad de hombres que eran demonios y dioses al mismo tiempo, seres que no podíamos siquiera imaginar y que nunca conoceríamos. Dejamos por eso hablar al viento durante larguísimos momentos, al viento que gemía trayendo unas voces que solo ella conocía."