Yo tampoco sé vivir, estoy improvisando
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lunes, 5 de marzo de 2012
El mar
Como un corazón inmenso, como la relojería de una bomba, como las sienes de un condenado a muerte, como las campanas que doblan, como los golpes de pico en minas, como el hacha en el aesinato de un árbol... Uno, dos...; uno, dos.
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